lunes, 21 de septiembre de 2009

Nada ni nadie - Frío de Septiembre


Ser superior de nada:
Sé que no eres nadie, ni siquiera nada, pero ahí te escondes entre las sombras de mi mente, recordándome lo poco nadie que soy, lo superior que puedes ser, bastardo de la oscuridad puedo ver tu pelo cuando lo mueve el viento, siento tu irritante voz riendo mientras me observas y aun con todo sigues siendo nada, pero a veces eres todo, horrible poder el que tienes, puñales que hieren mientras tu saltas y ríes, hermosa parece tu vida alcoholizada, realmente en la noche llorarías si miraras bajo tu coraza y vieras lo oscura que está tu alma, esa oxidada armadura te hace molesto, pero sigues siendo nadie y todo, un fantoche poderoso al fin y al cabo, en esta noche otoñal te pienso y realmente veo que nada eres como yo soy nadie.

Tal vez un día me atreva a sacar mi espada para enfrentarte y recordarte que nadie eres y nada vales que tus balas a mi no me hieren, hiena que para sentirte león del débil te ríes, si tan solo consiguiera que tus puñales a mi sólo me acechen...


Frío de Septiembre:
Cae la lluvia de Septiembre sobre la ciudad limpiando sus calles, ciudad contaminada por lo inhumano, olor de motor que revuelve mi estómago, tu gente con prisas me empuja en tus aceras, soy pequeña bajo esta fría lluvia que te barre mientras empapa mi pelo helando mi sangre, en este fin de verano con tu gélido viento mueves mi falda, mis ojos llorosos te observan perdidos en tus inmensas avenidas, cuan pequeña soy para ti, tan insignificante...

Ya era hora de que aunque improvisando de nuevo retomara mis paranoias subrealistas que dicen de todo y de nada J y S.

S.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Banquito


Aquí te espero, sentada en mi banquito con mi melena suelta y mis zapatillas de la suerte, en mi banquito de madera esperándote a ti, a que vengas a buscarme, mientras corro por la vida con mis sueños disparatados, cerrando puertas y abriendo ventanas, sonriendo hasta cuando no hay fuerzas, por que no me rindo y de vez en cuando vuelvo a mi banquito, sencilla, sonriente, a esperarte mientras observo la luna. Otras veces voy a buscarte al bosque, pero la Driade sigue perdida, se fue su árbol y hay puertas que le cuestan cerrar, o de pronto caigo al suelo y necesito que vengas a levantarme, tu que ahora me miras sin mirar, que no sabes si mirarme, tómame de la mano y acompáñame en este viaje de la vida, complétame en este banquito para que sea de los dos, enséñame a amar caballero andante.
Yo mientras seguiré mi camino imperfecto, forjando mis sueños, jugando con las estrellas y volviendo a veces al parque a sentarme en mi banquito para soñarte.

Si, si, lo malo que tiene improvisar. (Continuacion de volando sobre la nieve y otros tomos, y practicamente final. Fin de una etapa comienzo de otra)


S.

viernes, 4 de septiembre de 2009


¿Que haces aquí en esta mañana de Otoño si todavía no pasó el verano? Hojas caen junto a mis lágrimas silenciosas... Tal vez es que vienes a llevarte mi tristeza para que pueda sonreír en este día gris, para que pueda respirar y olvidarme de la realidad, pero por la noche vuelves con tu manto negro a mancharlo todo, me cortas la respiración, me oprimes el pecho, de angustia me ensucias y me saltas las lágrimas que no siempre han de caer por el rostro. Hoy es por la mañana, tal vez mañana no vengas, pero sé que de cuando en cuando vienes para que no me olvide de ti... no hasta que sea capaz de controlarte, de enfrentarte y de dirigirme con pulso firme y ser valiente.

Aquí en el prado te estoy esperando, con mi vestido azul que ondea al viento, sentada en la húmeda hierba, esperando que vengas por mi, te esperaré en nuestro valle mirando tus montañas que ya son nuestras, pero ahora tu estas al otro lado de éstas y no se si estas dispuesto a escalarlas para recoger a tu muñeca, la que en el valle junto al Ara te espera. Pero aquí estará esperando cada dia una parte de mi, por los sueños que soñamos juntos, por tu mano apretando la mia. Pero yo soy una Driade, no solo una muñeca.

Buscando sueños que escribir, escribirlos para que el cierzo no me los robe mientras duermo, deseos nuevos que acompañen a los viejos y no darme por vencida, tarde o temprano llega tu hora, nunca abandones un sueño.

En mi pequeño cuaderno hay muchos dibujos, bonitas historias y tristes recuerdos. Todos me hacen sonreir al verte, mi niña, con tus sueños y juegos, como creciste conmigo, tu que solo soñabas y soñabas vivir, que la realidad te tocaba pero no te dañaba y todavía sigues ahí y aunque no te olvido se que a veces me alejo de ti, perdoname pequeña por no siempre hacerte reír.

S.